Economía estadounidense en el 1T 2025

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Domingo, 11 de Mayo del 2025

Economía estadounidense en el 1T 2025

Desempeño del PIB en el primer trimestre de 2025

El producto interno bruto (PIB) de Estados Unidos tuvo un comienzo débil en 2025, registrando una leve contracción en el primer trimestre. Según la estimación adelantada del Bureau of Economic Analysis (BEA), el PIB disminuyó a una tasa anual de -0,3% en el primer trimestre de 2025 . Este retroceso contrasta con el crecimiento de 2,4% (tasa anual) observado en el último trimestre de 2024 , indicando un enfriamiento de la economía.

Los datos del BEA detallan que la caída del PIB se explica principalmente por un aumento de las importaciones y una disminución del gasto gubernamental, factores que restaron al crecimiento . En efecto, las importaciones aumentaron significativamente (las importaciones se restan del PIB) y el gasto público bajó 5,1% según otras estimaciones , lo que redujo la demanda interna. Estos factores negativos fueron parcialmente compensados por el dinamismo de la inversión, el consumo privado y las exportaciones, que mostraron incrementos en el trimestre . En términos comparativos, frente al cuarto trimestre de 2024 el primer trimestre mostró una desaceleración del consumo y una caída del gasto público, contrarrestadas en parte por un repunte de la inversión privada y las ventas externas .

 

Cabe destacar que la demanda interna privada subyacente se mantuvo resiliente. El BEA reportó que las ventas finales privadas domésticas (suma de consumo e inversión privada) crecieron 3,0% en el primer trimestre, ligeramente por encima del 2,9% del trimestre previo . Esto sugiere que, a pesar de la contracción del PIB total, el consumo de los hogares y la inversión empresarial continuaron aportando al crecimiento, pero fueron opacados por la caída del gasto público y el efecto importaciones.

 

Entre los sectores que contribuyeron positivamente, se observó un aumento moderado del consumo de los hogares, impulsado por gasto en servicios, y una mejora en la inversión fija privada, particularmente en estructuras no residenciales . Por el lado negativo, además de la contracción del gobierno, se notó un fuerte incremento en las importaciones de bienes de consumo y capital, reflejo quizás de empresas anticipando compras ante posibles alzas arancelarias (como se analiza más adelante). Este incremento importador restó varios puntos al PIB .

 

En resumen, la economía estadounidense se contrajo ligeramente al inicio de 2025, marcada por desequilibrios en sus componentes: sólido gasto privado pero presión de las importaciones y recorte del gasto público. Este desempeño plantea dudas sobre la fortaleza de la expansión económica y ha alimentado temores de recesión leve entre algunos analistas, dado el contexto de políticas monetarias más restrictivas y choques comerciales.

Política monetaria de la Reserva Federal: tasas, inflación y empleo

En este entorno de crecimiento vacilante, la Reserva Federal (Fed) ha adoptado una postura de cautela. Durante el primer trimestre de 2025, el banco central mantuvo sin cambios su tasa de interés de referencia en el rango de 4,25%-4,50%, después de las fuertes alzas acumuladas en 2022-2023 para frenar la inflación . La Fed señaló un alto grado de incertidumbre sobre el panorama económico, con riesgos al alza tanto para la inflación como para el desempleo, lo que la llevó a pausar los incrementos de tasas por el momento .

 

Jerome Powell, presidente de la Fed, subrayó en marzo que persisten señales encontradas. Por un lado, la inflación general ha cedido respecto a máximos recientes; por otro, la inflación subyacente (especialmente en servicios) sigue elevada y “pegajosa”, lo que complica la meta de retornarla al 2% . En el Informe de marzo del Comité Federal de Mercado Abierto, la Fed elevó su proyección de inflación para fines de 2025 a 2,7% (antes 2,5%) y recortó la previsión de crecimiento a 1,7% , reflejando el potencial impacto inflacionario de los aranceles y una economía más débil. Aún así, Powell descartó indicios de una estanflación estilo años 70, señalando que no veía necesaria una contracción severa para domar los precios .

 

En cuanto al empleo, el mercado laboral mostró algunas señales de enfriamiento pero se mantiene relativamente sólido. La tasa de desempleo se situó en 4,2% en abril de 2025 (sin cambios frente a marzo), permaneciendo en un rango estrecho de 4,0%-4,2% desde mediados de 2024 . Este nivel es ligeramente superior al mínimo pre-pandemia (cerca de 3,5%), sugiriendo que la política monetaria restrictiva ha empezado a abrir algo de holgura en el mercado laboral. No obstante, la creación de empleo aún continúa (promediando ~180 mil nuevos empleos mensuales en lo reciente) y los salarios reales muestran aumentos modestos, por lo que el desempleo sigue bajo en términos históricos. La Fed reconoce que el riesgo de un repunte del paro ha aumentado, aunque por ahora descarta pronosticar una recesión formal en 2025 .

 

En resumen, la Reserva Federal enfrenta el delicado balance entre controlar la inflación persistentemente alta y evitar enfriar demasiado la economía. Por ello, ha optado por mantener las tasas en niveles restrictivos hasta tener claridad, con la posibilidad de recortes moderados más adelante en 2025 si la inflación lo permite . Esta cautela monetaria refleja la complejidad de un escenario en que confluyen choques inflacionarios (aranceles, precios de energía) con un crecimiento vacilante, lo que obliga a la Fed a ser muy dependiente de los datos venideros.

 

 

Impacto de las políticas comerciales recientes en la economía y relaciones internacionales

Un factor protagonista en el panorama económico de EE.UU. en 2025 son las nuevas políticas comerciales proteccionistas. El gobierno estadounidense ha retomado medidas arancelarias agresivas similares a las de la guerra comercial de 2018-2019, lo cual incrementa tensiones internacionales y genera efectos internos mixtos. A inicios de abril, la administración anunció una serie de aranceles generalizados a las importaciones: por ejemplo, un 20% a los bienes chinos y tarifas adicionales a acero, aluminio y vehículos . Incluso se llegó a elevar algunos gravámenes hasta 125% para ciertos productos de origen chino, a la par que se impuso un arancel general de 10% a casi todas las importaciones . Estas medidas extremas no tardaron en provocar represalias equivalentes de China (aranceles de 125% a productos estadounidenses) , escalando la disputa comercial entre las dos mayores economías del mundo.

 

¿Cómo impactan estos aranceles en la economía de EE.UU.? En el corto plazo, varios efectos ya se han hecho evidentes. Por un lado, la amenaza de tarifas llevó a muchas empresas estadounidenses a adelantar compras del extranjero a inicios de año, lo que explica en parte el salto de importaciones que contrajo el PIB del primer trimestre . Este “front-loading” importador podría derivar en un bache de demanda en el segundo trimestre, según analistas, seguido quizás de un repunte técnico del PIB si las importaciones caen posteriormente . Por otro lado, los aranceles presionarán al alza los costos: muchas compañías importadoras (minoristas como Walmart, fabricantes que usan insumos chinos, etc.) enfrentarán insumos más caros y trasladarán parte de ese sobrecosto a los consumidores, alimentando la inflación en meses venideros . El Fondo Monetario Internacional estima que estas tensiones comerciales añadieron un punto porcentual a la inflación proyectada de EE.UU. para 2025 .

 

Además del impacto interno, las tarifas están reconfigurando las relaciones internacionales. La decisión de EE.UU. de incrementar barreras ha generado fricciones no solo con China, sino también con aliados tradicionales. Si bien parte de los aranceles globales de EE.UU. excluyeron temporalmente a ciertos socios, la incertidumbre comercial es alta. Los países afectados (China, pero también México, Canadá y la Unión Europea en algunos rubros) han protestado y tomado medidas de respuesta. China, en particular, redujo compras de productos agrícolas estadounidenses y de aviación, y aceleró acuerdos con otros proveedores. Asimismo, estas disputas comerciales han llegado a foros internacionales: la OMC ha visto un aumento de disputas formales, cuestionando la legalidad de los aranceles de EE.UU.

 

En términos geopolíticos, la política comercial agresiva de Washington está tensando las alianzas. Si bien busca proteger ciertas industrias domésticas (acero, tecnología, manufactura) y reducir dependencia de cadenas de suministro chinas, en el camino arriesga fragmentar la economía global. Ejecutivos y economistas advierten que “esta guerra comercial encubierta podría costar caro a todos”; el propio presidente de la Fed señaló que la imprevisibilidad de estas medidas complicaba severamente la planificación económica . En suma, los aranceles recientes han nublado el panorama económico: han impulsado inflación esperada, deteriorado la confianza (como se analiza enseguida) y podrían minar el crecimiento tanto de EE.UU. como de sus socios comerciales.

Indicadores clave: empleo, inflación, confianza del consumidor y mercado bursátil

Varios indicadores ofrecen un cuadro integral de la economía estadounidense en este arranque de 2025:

 

  • Inflación: La inflación mostró señales mixtas. En marzo de 2025, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) sorprendió a la baja, con una variación mensual de -0,1%, llevando la tasa interanual a solo 2,4% (desde 2,8% en febrero) . Esta fue la primera caída mensual de precios en casi 5 años, gracias a reducciones en gasolina y vehículos usados . Sin embargo, esta tregua inflacionaria podría ser efímera. Los analistas advirtieron que la nueva oleada de aranceles de Trump pronto encarecerá los bienes importados, elevando nuevamente la inflación en la segunda mitad del año . De hecho, las expectativas de inflación de consumidores se han disparado: en abril, los estadounidenses encuestados proyectaban una inflación de 6,7% a 12 meses, la más alta desde 1981 . La inflación subyacente (excluyendo alimentos y energía) se mantiene alrededor de 2,8%-3,0% anual , indicando persistencia en servicios. En resumen, tras un respiro inicial (IPC +2,4% anual), se espera un rebrote inflacionario derivado de la “guerra arancelaria”, lo que complica la meta de la Fed de retornar al 2% .
  • Empleo: Como se mencionó, el mercado laboral sigue relativamente robusto. La tasa de desempleo rondó 4,1%-4,2% a inicios de 2025, apenas por encima del mínimo prepandémico . En abril se mantuvo en 4,2% , lo que refleja prácticamente pleno empleo en términos históricos para EE.UU. No obstante, hay indicios de ligera pérdida de ímpetu: las nuevas solicitudes de desempleo han tendido al alza moderada y encuestas empresariales sugieren menores planes de contratación en sectores sensibles a tasas (p. ej. tecnología y construcción). Aun así, la creación de puestos en servicios (salud, hostelería) permanece vigorosa, compensando debilidades en manufactura. La participación laboral ha mejorado ligeramente, lo que sumado a la estabilización del desempleo sugiere que más personas están volviendo al mercado de trabajo. En síntesis, el empleo en EE.UU. inicia 2025 en buena forma, aunque con riesgo de empeorar si la economía se sigue enfriando.
  • Confianza del consumidor: Las turbulencias políticas y la inflación potencial han pasado factura al ánimo de los consumidores. El índice de Sentimiento del Consumidor de la Universidad de Michigan se desplomó en abril a 50,8 puntos, su nivel más bajo en casi 3 años . Según la encuesta, la caída fue “pervasiva y unánime” en todos los grupos demográficos . La causa principal es la “angustia convertida en pánico” por la escalada arancelaria y sus efectos en precios futuros . De hecho, más de la mitad de los consumidores ahora espera que el desempleo suba en el próximo año, la proporción más alta desde 2009 , reflejando temor a una recesión. Asimismo, la confianza empresarial ha flaqueado: encuestas manufactureras muestran menor optimismo debido a costos crecientes de insumos importados. Esta fuerte caída en la confianza podría traducirse en menor gasto discrecional; ya en marzo se observaron bajas en viajes y ocio (por ejemplo, aerolíneas reportaron demanda estancada) debido a que los consumidores recortan gastos ante la incertidumbre .
  • Mercado bursátil: La bolsa estadounidense vivió un primer trimestre volátil a la baja. Tras las fuertes ganancias de 2023-24, en el Q1 de 2025 el índice S&P 500 retrocedió alrededor de -4% , su peor trimestre desde 2022. La incertidumbre por los aranceles y el rumbo de la Fed generó altibajos marcados: en enero el S&P 500 alcanzó nuevos máximos históricos, pero a partir de febrero inició una corrección pronunciada cuando arreciaron las noticias de “guerra comercial”. Muchas empresas expuestas a China (tecnológicas, automotrices) sufrieron caídas de dos dígitos. El aumento de la volatilidad llevó a un vuelo hacia la calidad: bajaron los rendimientos de los bonos del Tesoro a 10 años (entorno a 4,2% en marzo, desde 4,5% a inicios de año) , señal de búsqueda de refugio. Miles de millones de dólares en valor se esfumaron de las cuentas de retiro de los estadounidenses en las semanas posteriores a los anuncios arancelarios . Sin embargo, hacia finales de abril hubo cierta recuperación parcial de las bolsas, al moderarse el tono de la Fed y descontarse gran parte de las malas noticias. Aun así, el balance del mercado accionario en lo que va de 2025 es negativo, reflejando los temores sobre el crecimiento y la inflación.

Conclusiones: resumen y perspectivas futuras

El balance de la economía estadounidense al primer trimestre de 2025 muestra claroscuros. Por una parte, la demanda privada interna sigue relativamente firme, con hogares y empresas que continúan gastando e invirtiendo, apoyados por un mercado laboral aún sólido. Por otra parte, choques adversos –desde las elevadas tasas de interés hasta la renovada guerra comercial– están frenando la economía: el PIB tuvo una leve contracción, la inflación amenaza con repuntar y la confianza se ha deteriorado.

 

En el corto plazo, las perspectivas apuntan a un crecimiento muy modesto. Organismos internacionales como el FMI recortaron significativamente la previsión de crecimiento de EE.UU. para 2025 a solo 1,8% (frente a 2,8% en 2024) , reflejando el impacto de la incertidumbre de políticas. Aunque no se anticipa una recesión profunda, la probabilidad de una recesión leve en EE.UU. ha aumentado a cerca de 35-40% . Mucho dependerá de cómo evolucione la inflación y de si la Fed podrá empezar a recortar tasas a finales de año para estimular la actividad.

 

En cuanto a política comercial, la gran pregunta es si estas tensiones se agravarán o encontrarán un cauce negociado. Un escalamiento prolongado de aranceles podría seguir deprimiendo la inversión y el comercio, tanto en EE.UU. como globalmente, mientras que una distensión (por ejemplo, acuerdos puntuales con China o alivios arancelarios temporales) aliviaría presiones inflacionarias. Los próximos meses serán críticos: los datos de inflación de mediados de 2025 mostrarán el “golpe” de los aranceles en precios, y la respuesta de la Fed será crucial para mantener ancladas las expectativas.

 

En síntesis, Estados Unidos enfrenta un escenario desafiante en 2025. Los emprendedores, pymes y profesionales financieros deben prepararse para volatilidad: las condiciones financieras podrían relajarse si la Fed logra un “aterrizaje suave”, pero también cabe un escenario menos benigno de estanflación leve (crecimiento bajo con inflación por encima de meta). Por ahora, la economía de EE.UU. avanza en la cuerda floja, tratando de sostener el crecimiento sin perder de vista la estabilidad de precios, en medio de vientos en contra tanto domésticos como internacionales. Las decisiones tomadas en Washington –desde la Reserva Federal hasta la Casa Blanca– en los próximos trimestres serán determinantes para el rumbo económico de 2025 y los años siguientes.